LA GRAN SANGRE: EL DEBUT DE LA ANIMACIÓN POLICIAL

Lima, 29 May. 2006, Richard Manrique - El Informante.- “El Capitán Pérez” es el original nombre de la productora de esta serie nacional que aspira a cosas grandes y novedosas; por ello su nueva producción pretende llevarnos hacia la ilusión y la imaginación que tiene como eje central una historia policial de un grupo militar muy eficiente, que por razones personales, se desintegran.

Sin embargo esta especie de héroes urbanos intentará cobrar la justicia en sus manos. Por lo que durante 20 capítulos este grupo llamado “La gran sangre” se encargará de resolver casos al margen de la ley. Por ello la noticia del secuestro de la hija de un importante empresario realizada por una banda de desadaptados muy peligrosos será el motivo crucial para que luego de un buen tiempo de separados; el Dragón (Carlos Alcántara), Mandril (Pietro Sibille) y Tony Blades (Aldo Miyashiro) regresen para cobrar venganza; uniéndose Raquel (Norka Ramírez), Johan (Joel Ezeta) y Cobra (Lucho Cáceres) con el sólo propósito de proteger a los más desamparados.

Pues bien, “La Gran Sangre” es la última producción televisiva de Frecuencia Latina (Canal 2) merced a su asociación con la productora "El Capitán Pérez" (cuyas cabezas son Jorge Carmona y Aldo Miyashiro) responsable de anteriores miniseries como "Misterio" y "Lobos de Mar". Carmona vuelve a asumir el rol de director y esta vez Miyashiro realizó el guión junto al acierto de incorporar a Josué Méndez (Director y guionista de Días de Santiago, una de las películas más premiadas a nivel nacional).

En esta nueva producción la particularidad central es que este grupo de “héroes de la ley” intentarán hacer justicia emulando a anónimos super héroes en la que se entremezclan dentro del relato algunos toques de animación virtual, cosa hasta ahora inédita dentro de la televisión peruana (mérito de Alex Sunción y de Leslie Rodríguez que no lo hacen mal), pero de arranque hace recordar varias cintas como “Kill Bill”, “Sin City” y hasta “Esplendor Americano”; por ello seguramente apelan a profesionales expertos en la materia que le da innovación y hasta frescura a la trama.

Lo que nos gusta de la serie es precisamente esa innovación en materia técnica (No es la primera que realizan ese tipo de “experimentos” en sus producciones) sin embargo lo que nos desagrada es su falta de audacia en mostrar más y, porque no, incluir un poco de gore a la trama. Pues el rapto de la hija del empresario pretende ser “repulsivo y violento”, pero no pasa de ser una nota más de cualquier producción realizada en los ochenta y no lo que la imagen visual presenta; lleno de comics y primero planos de los buenos y los malos. Para semejante innovación se requería de mayor empleo visual de la violencia que aporta este “sangriento grupo” comandado por El Conde (muy bien Haysen Percovich) y que tiene una villana de lujo como es La Seca (la interpretación de Roxana Yépez nos hace recordar la actuación de July Naters en “El negociador”), sin embargo todo queda en pretensiones y nada más.

Vayamos a los ejemplos, una de las series de este tipo que más éxito tuvo en nuestras pantallas fue “Gamboa” que causó interés y audiencia; por presentar no sólo buenos guiones policiales sino, aparte, de tener una pareja con gran química actoral (Mejor Jorge García Bustamante que Eduardo Cesti) también contribuyó a su interés, el haber agregado ese lenguaje soez, lleno de jergas y lisuras que antes casi nunca se usó. Eso le dio una mejor evolución a la serie pues a la larga ese tipo de lenguaje muchas veces se encuentra presente hasta en un dialogo común y corriente. Ese tipo de innovaciones son las que deciden el interés por seguir la trama. Como decían nuestros maestros en la universidad, lo técnico unido a un buen guión puede decidir el interés del televidente o no.

Sin embargo aquí Carmona, Miyashiro y Méndez no arriesgan en mostrarnos “el complemento ideal” para su innovación tecnológica. Eso sí, como dignos seguidores de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez es casi seguro que saben que el acompañamiento de la acción va seguida de un buen complemento de violencia visual. Lo que si, causa sonrisa, es ver a Valia Barak relatar “lo violento y peligroso” que son estos secuestradores cuando lo único que hacen es cortar un pedacito de oreja (que ni se observa, si lo corta o no) unido a una presunta violación que queda en el casi. Aunque la interpretación de Haysen Percovich como “El Conde” salva en algo este secuestro tan poco real de lo que pretenden los guionistas. En todo caso no deben advertir que es una serie para mayores de 18 años cuando lo que vemos es casi nada a comparación con las cintas de acción que pretenden emular.

Por el lado de los buenos las actuaciones son dispares. Como siempre destacando Carlos Alcántara como El Dragón (una especie de “Maestro Miyagi” limeño), como el líder de “La Gran Sangre”, un ex-policía, experto en artes marciales, pero al que debieron darle alguna “particularidad especial”; pues hasta ahora no presenta una pelea digna de asombro que es como el guión lo pretende mostrar; en todo “un super dotado en artes marciales”, tipo Jet Li o hasta del mismo Kato (para no mencionar al maestro Bruce Lee, que ya sería cosa mayor, sólo mencionaremos el personaje que caracterizó en “El Avispón verde”)

Pietro Sibille como Mandril, un militar retirado, entrenado en el uso de diversas armas, no está a la altura de otras caracterizaciones, aunque no desentona para nada por lo buen actor que es. La contraparte lo tiene Aldo Miyashiro que interpreta a Tony Blades que según dicen no es el mismo personaje de Lobos de Mar, ¿entonces porque colocó ese nombre? Lo cierto es que sí no lo es, por lo menos se le parece en mucho. Es que hasta ahora Miyashiro no se puede desprender de la misma temática de personajes que ha tenido en todas sus producciones, no hay una evolución en sus caracterizaciones pues sus personajes no difieren mucho y eso por su evolución artística debe cambiar.

Lucho Cáceres caracterizando a Cobra parece ser “el lorna del grupo” y le da una innovación a estos personajes "extraídos del comic limeño", salvando las distancias se supone que constituye "el lado diferente" de los expertos del grupo, como lo es Murdock en Los Magníficos, por ejemplo. Y en ello Cáceres no lo hace mal. Por lo menos cambia de ese estilo, pendenciero y bravucón, al que nos tenía acostumbrado en otras producciones.

El soundtrack de la miniserie es un acierto en estas producciones realizadas más para un público juvenil, sin embargo esperemos que los muchachos de Capitán Pérez continúen evolucionando en sus producciones porque ya van en su tercera producción (las anteriores fueron "Misterio" y luego "Lobos de mar"); y eso tiene mérito, sobretodo en una televisión como la nuestra, que tan poco empeño pone en las producciones made in Perú. Esperemos observar como evolucionan sus próximos capítulos. Por lo pronto ¡Que se cuiden los malditos! porque “La Gran Sangre” ha llegado a nuestras pantallas. Y a propósito muchachos, ¿Pongan más atención a su web porque son muchos los que deseamos conocer sus producciones y proyectos?.





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